Si a esto le sumamos: un Diarra que no tuvo su día, pero que tampoco se le puede exigir demasiado pues está fuera de ritmo por el hecho de haber jugado poco; un Kaká que no termina de despegar, está simplón, sin ideas, hasta lento parece a veces; y a un Marcelo que sigue con su mediocridad, y eso que le han renovado hace pocos días, pero sigue siendo el que más desentona en el conjunto; el resultado es que son merecedores de como mucho un empate.
El Madrid terminó desquiciado, tanta pérdida de tiempo, tanto balón perdido en las gradas o sin que los recoge-pelotas lo devuelvan, tanta falta pitada a favor y tanta falta sin pitar en contra, en definitiva, un mal arbitraje de un peor árbitro ingles que dejó una malísima impresión de los árbitros ingleses, cuando de todos es sabido que son en mayoría grandes árbitros. De todas formas, los jugadores de campo, siguen sin quejarse al árbitro en sus decisiones erróneas. Pongo por ejemplo la clara cesión al portero que pudo haber significado el empate de haberla pitado. Ningún jugador se acercó al árbitro a reclamarle, y que conste que no deberían haberse acercado solo uno, sino varios o todos los que estuvieran cerca de él. Como esto no pasa, lógicamente el árbitro se va pensando que ha hecho un buen arbitraje, cuando de habérselo hecho saber, el árbitro tendría una noción más real del trabajo realizado.
Todo queda para el próximo encuentro en el Bernabeu. Donde el Madrid no debería tener problemas para pasar la eliminatoria. No obstante debemos de tener en cuenta a la diosa fortuna, y temer que el Lyón ayudado por dicha diosa pudiera marca en el Bernabeu, entonces sí que se complicaría todo. Pero si todo va por el camino correcto, el Madrid pasa la ronda, de calle, en su estadio. Ese es nuestro deseo.
Hala Madrid
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